Joe Eceiza: «Los músicos caminamos entre ruinas»

JOE GUITARRA BLANCO Y NEGRO

Joe Eceiza procede de esa fértil cantera de músicos que en su adolescencia hicieron sonar sus primeros acordes en las calles de la Alameda de Osuna. Él, nacido en Bilbao y criado en Marbella (Málaga), llegó a ese barrio residencial madrileño cercano al aeropuerto de Barajas cuando tenía 15 años, y pronto se vio integrado en alguna de las numerosas pandillas de chavales aspirantes a estrellas del rock que a comienzos de los 90 se juntaban en unas vías de tren abandonadas para fumar y tocar temas de Extremoduro en precarias guitarras españolas. Entre sus amigos de aquella época figuran Rubén Pozo, Leiva o Tuli −núcleo fundador de Pereza−; o Alfredo Fernández y Dani Patillas, compañeros del propio Eceiza en Le Punk, el grupo en el que militó como guitarrista y que a lo largo de diez años de trayectoria dejó a sus espaldas tres discos y una nada desdeñable colección de buenas canciones.

Chema Doménech

Muchas de ellas escritas por Joe Eceiza quien, tras el parón de esta banda, decidió iniciar su proyecto en solitario. Publicó entonces un EP, Pequeño martirio, con cuatro temas acústicos grabados delicadamente en directo con sus amigos Gorka Menchaca, el mencionado Tuli y el asturiano afincado también desde hace años en la Alameda César Pop. Luego llegaría Mejor perder que huir, su primer disco como solista. Lo produjo a medias con Leiva −seducido por las canciones, éste le había prometido tiempo atrás que «hagas lo que hagas, yo soy tu ‘batera’»− y del bajo se ocupó su inseparable Dani Patillas. Como en los tiempos de Le Punk, Eceiza volvía a mostrar de forma nítida su calidad como escritor de canciones pero además subía la apuesta. Se revelaba también capaz de defenderlas con su voz grave de crooner, personal y carismática, dotada especialmente para hacer aún más creíbles las historias que relata en sus canciones.

Credibilidad que sigue manteniendo en su nuevo álbum, Tu luz danzando. Un trabajo producido por Toni Brunet, hecho con mimo y ceñido a los patrones del rock clásico, con poco espacio para florituras pero campo libre para una emoción que se va desatando de forma contenida pero arrolladora.

«Siempre intento que en todas las canciones haya verdad, aunque a veces la verdad no sea atractiva», dice Eceiza antes de dar un sorbo a su cerveza. Es una tarde en la que ya se adivina el verano y hemos quedado en un bar de Malasaña, muy cerca de la sala en la que hace unas noches presentó el disco con la banda que lo ha grabado: Toni Brunet (guitarras, trompeta, teclado moog), Alex Riquelme (batería) y Dani Patillas (bajo). A ellos se unieron Angie Sánchez (piano y hammond), Nacho Mur (weissenborn), Ignacio Khoury (armónicas) y Laura Rubio, que aporta en algunas canciones unos coros que contribuyen a prender la luz que se menciona en el título y que inunda todo el álbum.

«El disco tiene un punto como luminoso, es cierto», reconoce Eceiza. «Normalmente lo que te impulsa a escribir son las cosas jodidas, pero procuro introducir un toque optimista, huyo de ese estado de ‘todo es una puta mierda’. Puede que escriba sobre derrotas, pero no lo hago desde la derrota», dice.

Para corroborar esta afirmación, basta escuchar el tema con el que se abre el álbum, Viejos fantasmas, con una letra oscura («los miedos de siempre volvieron a verme entre lágrimas») pero iluminada desde el principio con una armónica vitalista y unos arreglos con brillo. Interpelado acerca de cuáles son esos viejos fantasmas que visitan a Joe Eceiza, el músico responde que «la canción habla de esas etapas en las que te sientes débil mentalmente, como frágil. Un vértigo hacia la vida, que no es depresión ni nada grave, pero sí dudas que te pueden atormentar, miedos. No todas las tristezas en las canciones son por chicas ni por desamor. A veces la cabeza te la juega un poco».

maxresdefault

«NOS HA SALIDO UN DISCO CLÁSICO, QUE ERA LO QUE BUSCABA. UN DISCO SOBRIO, MUY DE BANDA Y EN EL QUE SE ESCUCHASE TODO MUY BONITO»

Eceiza admite que su forma de escribir canciones es desde dentro, −«es lo que hago y no me voy a pelear con ello»−, pero asegura que le da vueltas a la idea de no inyectar tanta dosis de autobiografía en sus letras. «Hace tiempo leí una entrevista con Sting sobre el último disco que publicó después de años sin escribir. Decía que tras The Police y su larga carrera en solitario sentía que ya no tenía nada que decir. Yo me imagino a Sting en su castillo, comiendo lechuga y haciendo yoga y pensando de qué coño escribir. Y de pronto se fue a su ciudad natal, al astillero donde los hombres seguían trabajando como cuando era niño, y encontró historias que contar. Es importante empatizar con lo que sucede a tu alrededor, ahí también hay canciones».

Las que componen Tu luz danzando se grabaron durante dos semanas en Subsonic Estudios, en Madrid. Según Eceiza, «fue una grabación dulce, con un horario muy bueno y salió todo rodado, para mí fue como la grabación soñada. Con Toni (Brunet) me entendí muy bien, es alguien con muchísimo gusto y conocimiento musical y tiene gran parte de responsabilidad en el resultado final. Desde el primer momento ya fuimos cambiando algunas armonías y tempos. Algún tema tenía una ‘onda Harrison’, un ritmo más de ‘misa’, y Toni bajaba el tempo y de repente la canción mostraba mucho más empaque. Sucedió por ejemplo en Apocalipsis, que es uno de mis temas favoritos del disco. Él es muy fan de Joe Henry, me pasó algunos discos, y yo le hablaba de The Band. Creo que al final nos ha salido un disco clásico, que era lo que yo buscaba, un disco sobrio, muy de banda y en el que se escuchase todo muy bonito».

Sobre Tu luz danzando, que es el título del álbum y de la canción elegida como single, el músico afirma que lo tomó prestado de un conocido del bar en el que trabajó como camarero durante años. «Venía todas las mañanas a tomarse un café y me enseñaba poemas que escribía. Un día leí en un papel ese título, ‘Tu luz danzando’, y se lo pedí. Me pareció una idea muy evocadora, con mucha fuerza expresiva. Me lo llevé a casa y me puse a escribir la canción. Creo que refleja muy bien lo que quería transmitir en el disco, lo que antes hablábamos de abordar la tristeza desde una perspectiva optimista. Ahí toca el weissenborn Nacho Mur, que vino con Toni y es un talentazo también, un chico muy profesional y muy cariñoso, muy majo. La elegimos como single porque es una canción luminosa, también porque le gustaba mucho a mi hermana».

Joe se refiere a su hermana Laura Eceiza, fallecida hace unos meses. A ella le dedica el trabajo y la canción que lo cierra, Para Laura. «Llevaba años enferma y, tras su muerte, me salió esa canción. Ya teníamos el disco cerrado, estábamos con las mezclas, pero lo volví a abrir para incluirla. Me pareció un broche muy bonito para el disco porque no es un llanto, es más un homenaje a cómo era ella», afirma él.

Antes de ese final, esta colección de diez canciones ofrece un muestrario de los diferentes registros en los que Eceiza se siente cómodo. Desde la desnudez a ritmo de vals de Adiós, con una de las letras más sentidas del álbum, a los elaborados arreglos de En tablas, un tema que, en opinión de su autor, está influenciado por el sonido de su grupo favorito, The Black Crowes. También recupera una vieja canción incluida en su primer EP, Nunca una canción, inspirada, según él, en una verdad empírica: «Las chicas a las que escribes las canciones nunca te hacen caso. Viene alguien y te dice, ‘tú ligarás un montón con esa canción…’. Y tú piensas, ‘ya, pero a la que yo quiero le importa una mierda’», asegura Eceiza riendo. Más serio, confiesa que esta letra le gusta porque es una de las más poéticas que ha escrito, «aunque yo no me considero poeta en absoluto, yo soy un escritor de canciones», matiza enseguida. «Pero me apetecía rescatarla, creo que tiene unos versos bonitos y quería grabarla con la banda, que estaba sonando tan bien».

10432112_10203000721953203_7446858791032197681_n

«ES PARA SER PESIMISTA PORQUE LO PONEN MUY DIFÍCIL. A VECES TE SIENTES INCLUSO UN POCO DELINCUENTE»

Joe Eceiza se enganchó a la música a través del cine. Primero con las películas de Fred Astaire, que le causaron tal impacto que no paró hasta que en casa le compraron un contrachapado y unas suelas de claqué. Tiempo después, otra película le puso definitivamente la guitarra en las manos. Se trataba de Cruce de Caminos, protagonizada por Ralph Macchio, el actor de Karate Kid, con banda sonora de Ry Cooder. «Me maravilló la historia de la leyenda de Robert Johnson, ahí ya empecé a dar la tabarra para conseguir una guitarra», dice. En ese tiempo, como cualquier adolescente atrapado por la música, Eceiza soñaría seguramente con convertirse en un ídolo y tocar ante miles de personas. Hoy ya sabe que el oficio reserva momentos duros e ingratos, que no se ven a la luz de los focos del escenario: «En este momento los músicos caminamos entre ruinas, el modelo de industria que había se fue a la mierda. Es para ser pesimista porque lo ponen muy difícil, a veces te sientes incluso un poco delincuente», afirma pensando en esos bolos en los que el promotor obliga a cobrar en negro o a no cobrar nada. Sin embargo, asegura que no ha perdido la ilusión: «Yo no tengo mis esperanzas puestas en mis discos, no se me pasa por la cabeza llenar una Riviera mañana. Ojalá, pero ya no hago canciones porque crea que me va a ir muy bien y voy a poder vivir de ello. Lo hago para poder contar mis cosas, para que la gente las escuche y las disfrute», confiesa Joe Eceiza quien, antes de apurar la penúltima cerveza concluye: «Cuando alguien me dice que se ha emocionado escuchando una canción mía, a mí eso me salva el mes».

Si quieres unirte a la página de Esa canción me suena en Facebook, pincha aquí. Si también nos quieres seguir en Twitter, aquí.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s