El ‘feliz accidente’ The Traveling Wilburys

Dylan, Lynne, Petty, Harrison y Orbison. The Traveling Wildburys.
Dylan, Lynne, Petty, Harrison y Orbison. The Traveling Wilburys.

Hace un par de semanas, el 6 de diciembre, se cumplieron 23 años de la muerte de Roy Orbison. Por ironías del destino, un ataque al corazón acabó con la vida del músico de su generación que mejor supo reconfortar los corazones rotos y solitarios. Pocos días antes, el 29 de noviembre, se había conmemorado el décimo aniversario de la desaparición de George Harrison, el tercer beatle, un músico eclipsado a veces por los astros Lennon-McCartney pero cuyo legado musical durante y después del inmortal grupo de Liverpool tiene un valor incuestionable. Las tristes efemérides trajeron a la memoria de este blog el recuerdo del supergrupo al que ambos pertenecieron y su peculiar historia. Es de suponer que un apasionado del fútbol moriría por ver jugar en el mismo equipo a Maradona, van Basten, Laudrup o Zidane, por ejemplo. Los amantes de la buena música tienen a su alcance escuchar las canciones que los mencionados Orbison y Harrison, acompañados de Bob Dylan, Tom Petty y Jeff Lynne, compusieron, tocaron y cantaron juntos en ese experimento fantástico llamado The Traveling Wilburys.

Chema Doménech

Todo surgió por un «feliz accidente», según contaba George Harrison, el artífice de reunir en una misma banda los talentos estratosféricos de estos cinco músicos fuera de serie. «Si se hubiera planeado no habría salido. Fue algo mágico, se dieron las circunstancias», diría años más tarde el ex beatle, fallecido en 2001 a causa de un cáncer de pulmón. Y esas circunstancias se resumen en que en 1988, Harrison debía grabar un tema que sirviera de Cara B del single This is love, incluido en su disco Cloud Nine. Una noche que cenó con su productor, Jeff Lynne, y con Roy Orbison, a quien Lynne acababa de producir también su disco Mystery Girl, invitó a ambos a grabar con él. Llamaron a Bob Dylan, que les ofreció su pequeño estudio, y a ellos se unió Tom Petty, que se pasó por allí a devolver a Harrison una guitarra que éste le había prestado. George había compuesto un tema en el que todos colaboraron aportando ideas, cambios de letras y arreglos musicales. Así se grabó Handle with care, una canción que la discográfica consideró demasiado buena para ser editada como relleno en una cara B. Aquí está:

Los músicos reconocen que se lo pasaron tan bien grabando ese tema que se les ocurrió componer otros nueve y editar un disco bajo el nombre de The Traveling Wilburys. Como supuestos hermanos, cada uno adoptaría un pseudónimo con el apellido Wilbury. George sería Nelson Wilbury, Roy Lefty, Tom se convertiría en Charlie, Jeff en Otis y Bob en Lucky Wilbury. Junto a ellos, tocaría la batería Jim Keltner, convertido en Buster Sidebury.

En mayo de 1988 los músicos se reunieron en Los Angeles, en casa del músico y productor inglés Dave Stewart (miembro de Eurythmics) con la intención de componer y grabar el primer disco de los Traveling Wilburys. Debían darse prisa, ya que Bob Dylan salía de gira en un par de semanas, así que se propusieron componer un tema por día. Como se aprecia en las sesiones de grabación, editadas en forma de documental en The Traveling Wilburys Collection, durante aquellas jornadas imperó el buen rollo entre unos músicos que, por encima de todo, se consideraban grandes amigos. Es curioso que en tamaña concentración de talento no se produjera la clásica lucha de egos, sino un intercambio de elogios fruto de una admiración mutua.

En estas escenas, que pertenecen ya a la historia del rock, puede verse a los cinco grabando con sus acústicas en la cocina de la casa, entre sartenes y platos de comida; o componiendo un tema a pachas leyendo frases sueltas de revistas de temática diversa; incluso partiéndose de risa ante el micrófono porque en una rueda de grabación a Orbison siempre le toca cantar el verso más feo.

En el documental se plasma claramente el cariño y la admiración especiales que el resto de músicos profesa a Roy Orbison, el más veterano del grupo, quien moriría pocos meses después de esta grabación. Según George Harrison, Orbison es su «as en la manga», el vocalista que cualquier banda desearía tener. Petty se refiere a él como «el mejor cantante del mundo» y Dylan asegura que no se podían creer que lo tuvieran en el grupo. El caso es que Orbison también se muestra encantado y afirma que grabar ese disco, que finalmente se editaría con el título Volume 1, era lo mejor que le había pasado.

El álbum contiene temas grandiosos como el mecionado Handle with care, junto a Last Night, Tweeter and the monkey man o Not alone any more, en la increible voz de Orbison:

El disco fue publicado en octubre de 1988 y llegó al número 3 en las listas de más vendidos en EEUU. Se mantuvo muchas semanas en las listas y fue doble disco de platino al alcanzar los dos millones de ejemplares vendidos. Durante los dos años siguientes el álbum ganó varios premios, incluyendo un Grammy. Un éxito rotundo que a Roy Orbison no le dio tiempo a disfrutar, ya que moriría inesperadamente el 6 de diciembre. En el videoclip del tema que cierra el disco, End of the line, rodado tras el fallecimiento del cantante, se puede ver como homenaje a él por parte de sus compañeros una silla vacía con una guitarra y un retrato del inolvidable músico.

Ya sin Orbison, The Traveling Wilburys volvería a unirse en 1990 para grabar su segundo y último disco Volume 3 —nunca hubo un Volume 2, salvo en un bootleg con material alternativo— publicado en octubre y dedicado a la memoria de Lefty Wilbury. El álbum, que contiene temas destacados como She’s my baby o Wilbury Twist, alcanzó el puesto 11 en los Estados Unidos y fue certificado como disco de platino.

Los dos discos del grupo se dejaron de fabricar durante años por cuestiones relacionadas con derechos legales, hasta que en 2007 el sello Rhino editó The Traveling Wilburys Collection, que incluye los dos álbumes y un DVD adicional con cinco videos musicales y el documental con la historia de la banda. Esta colección es relativamente fácil de encontrar en las tiendas españolas y sin duda constituye un magnífico regalo navideño.

Despedimos esta entrada con las palabras con que el inolvidable Roy Orbison recordaba su participación en este genial experimento llamado The Traveling Wilburys: «Todo lo hicimos por la música. Compusimos y cantamos lo mejor que supimos».

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