Es una buena noticia que Leonard Cohen haya sido reconocido con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
Sólo por Hallelujah merecería un lugar en la lista de autores inmortales. Es una obra que figura en cualquier ranking de las mejores canciones jamás escritas y de la que se han hecho decenas de versiones. La voz densa de Cohen interpretándola es un bálsamo tranquilizador, una medicina contra la desesperanza y el desconsuelo.
Cohen es seguramente uno de los compositores vivos más versionados, también entre artistas españoles. Sobrecoge escuchar el Pequeño Vals Vienés en la voz de Enrique Morente, en ese disco transgresor y gigantesco que es Omega. El músico canadiense se inspiró en el poema de Federico García Lorca para componer Take this waltz, que a su vez adapta el cantaor granadino. De esta manera, esa inspiración lorquiana sale y retorna a la ciudad andaluza.
En cuanto a Hallelujah, quizás la versión de Jeff Buckley sea la más conseguida. El malogrado cantante (murió ahogado en un río con sólo 30 años) hizo suya la canción, hasta el punto de dar la impresión de que el poeta canadiense compuso esa maravilla para que fuera interpretada por Buckley. En homenaje a ambos enlazo este vídeo, en el que una preciosa voz, el hipnotizador sonido de telecaster y una partitura perfecta crean seis minutos y pico de belleza total. Cierra los ojos y disfruta.
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me gusta mucho la forma en que transmites los sentimientos que te provoca la música. Seguiré leyendo este blog, que promete. Un abrazo Chema.
De pequeño me quedaba pasamdo escuchando a Cohen no entendía como esta música le gustaba a mi madre, ahora con más de 30 lo entiendo, justo reconocimiento para el canadiense.