Fernando Navarro. Rock con causa por el 5º Aniversario de ‘La Ruta Norteamericana’

triptico 2blogHace cinco años inició el mejor de los viajes posibles, ese que se emprende con duración y destino inciertos pero con la seguridad que aporta llevar en el mapa un camino marcado, una senda por la que transitar. Fernando Navarro intuía ya que el trayecto no sería en vano si dedicaba su empeño a explorar ‘La Ruta Norteamericana’, el blog que en 2008 puso en marcha en la edición digital del diario El País y cuyo quinto aniversario celebra ahora a través de diversos actos que culminan el viernes 20 de septiembre con un gran concierto en la madrileña sala El Sol, que además tendrá un carácter benéfico.

Chema Doménech  Fotos: JSMatilla

Sobre el escenario se darán cita esa noche The Low Willows, Íñigo Coppel, Los Madison y José Ignacio Lapido, curtidos músicos españoles con querencia por ese sonido norteamericano presente en cada texto que Fernando Navarro publica en ‘La Ruta’ mezclando información y sentimiento, conocimiento y pasión. En estos cinco años el blog se ha convertido en lo que su autor deseó desde el principio, un espacio de encuentro para quienes comparten parecidas sensaciones ante determinadas músicas, además de en un medio de referencia a la hora de bucear en el pasado y el presente sonoro del país que inventó el rock and roll. El concierto del día 20 en la sala El Sol será el acto más representativo de los que hay programados para celebrar este lustro de periodismo y música, y además tendrá un fin solidario: los beneficios irán a parar a la ONG Centro Social Tío Antonio, dedicada a la atención a la infancia en Nicaragua.

Para hablar de ello y de algunas otras cuestiones pero, eso sí, ciñéndonos al territorio que marca ‘La Ruta’, quedamos un lunes a media tarde en In Dreams Café, uno de los templos de la música americana en el centro de Madrid. Fernando aparece con look a lo Johnny Cash, de riguroso negro y con sus expresivos ojos ocultos tras unas gafas oscuras. Pedimos unas cervezas, nos sentamos y casi sin dar tiempo a formular la primera pregunta este inquieto periodista que desde los 15 años sueña con forajidos del rock comienza a disparar.

Fernando Navarro-2blog¿Ha sido complicado reunir un plantel de músicos como los que se subirán el escenario el día 20?

La verdad es que fue facilísimo y todos dijeron que sí a la primera. Recuerdo que una vez que entrevisté a Lapido por su disco De sombras y sueños, en el que había muchas colaboraciones de otros artistas, le pregunté cómo lo había conseguido y él me dijo que había sido cuestión de un telefonazo. Pues esto fue igual, llamé a los músicos y todos aceptaron enseguida. En un principio estaba previsto que actuara también Quique González, pero finalmente no ha podido ser porque en esa fecha estará en su gira argentina. Después del concierto pinchará música uno de los grandes expertos en España del sonido norteamericano, Eduardo Izquierdo, un tipo que tiene una auténtica biblioteca musical en la cabeza y gran amigo, que también se ofreció desde el principio a colaborar. Por otra parte he tenido la inmensa suerte de que la sala El Sol apoyara este proyecto desde el primer momento cediendo el espacio y el equipo técnico sin coste alguno. En total, la sala colabora con el concierto con más de 600 euros.

¿Cómo definirías con una pincelada a cada uno de los músicos y bandas que actuarán en El Sol?

A The Low Willows, primero los definiría como amigos y segundo como unos verdaderos apasionados del rock y unos luchadores por sus sueños. Íñigo Coppel, para mí es un trovador de la música urbana, un enorme juglar con una capacidad compositiva digna de admiración. Los Madison son el rock nacional en esencia, son los nuevos Secretos que por ahora no han tenido la suerte de dar el gran salto para el que están destinados, pero son una gran llama de rock’n’roll en España y con una calidad en directo difícil de ver en otras bandas. Y Lapido, para mí es la voz de Dios, tal cual. Las letras de Lapido me han abierto puertas emocionales como no lo han hecho ni la religión ni las ideologías ni otras cosas. Lapido es como músico lo que a mí me gustaría algún día ser como periodista, alguien independiente, capaz de mantener su propio discurso, plantear dudas y al mismo tiempo resolverlas, porque a veces no hay mejor respuesta que una pregunta.

Para esta celebración de aniversario cuentas también con el apoyo de muchos compañeros: Manolo Fernández, Santi Alcanda, Ángel Carmona, el mencionado Edu Izquierdo, Luis Boullosa… ¿Hay camaradería en el periodismo musical?

Pues mira, si ha sido maravillosa la respuesta que he recibido por parte de los músicos, la que he recibido por parte de los compañeros de profesión me ha dejado sin palabras. Yo creo que en este oficio a veces falla la camaradería, hay mucha competencia, el ego juega una baza importante también, y se producen recelos o desencuentros. Sin embargo, yo a medida que he ido conociendo gente lo único que he encontrado ha sido una muy buena recepción. Creo que está muy bien que todos nos ayudemos porque como decía Manolo Fernández el otro día durante el homenaje que le rendimos por su programa ‘Toma Uno’, aquí no estamos para competir sino para compartir.

Háblame de la ONG a la que se destinará la recaudación del concierto.

El origen de la ONG es Antonio Prieto, ‘Tío Antonio’, un valenciano extraordinario. Hace años, de viaje por Nicaragua le pilló una tormenta tropical y estuvo dos semanas incomunicado, si poder salir de allí, sin teléfono ni televisión. En ese tiempo conoció a chicos de la calle y vio todas las necesidades que sufrían. También conoció a un niño al que llamaban Cano y del que todos decían que tenía retraso. Toni en esas dos semanas que estuvo allí se dio cuenta de que lo que le pasaba al niño es que era sordo. Por eso le pidió a la madre que le dejara llevarlo al hospital a hacerle una prueba auditiva y así fue como empezó todo. Ahora la ONG se dedica a la atención a niños y jóvenes con problemas. Les da trabajo y educación para ofrecerles una oportunidad en la vida. También gestiona ‘El café de las sonrisas’, una cafetería en la que todos los trabajadores son sordos y donde los clientes piden sus consumiciones en lengua de signos. Algunos amigos de Toni creamos hace años la ONG para gestionar toda la labor que él estaba haciendo allí y desde entonces colaboramos en todo lo que podemos.

Durante años el rock sirvió como vehículo de denuncia de desigualdades sociales. ¿Crees que sigue manteniendo ese papel o el tiempo de esos festivales solidarios con las grandes causas ya ha pasado?

Hay un libro muy bueno de Peter Doggett, un crítico británico al que tuve la oportunidad de entrevistar para un reportaje en El País, que es There’s a riot going on, donde se pregunta el papel social que tuvo el rock’n’roll sobre todo en los 60. Él me decía que el rock como discurso generacional sí había muerto. Yo también lo creo, los jóvenes ya no acuden a la música como medio de expresión. Si antes la música era el fin, ahora el fin es la tecnología quizás, y todo pasa por Internet, que es el gran paisaje. Eso no quita para que el rock y la música sigan siendo algo trascendental a nivel individual. A mí me pasó con Springsteen a los 16 años, más tarde con Dylan y luego con Lapido. Es ese momento en que sientes que te están hablando a ti, que hacen lo que decía García Márquez en Cien años de soledad, cuando se señalaban las cosas porque todavía no existían las palabras. Pues esos músicos son capaces de señalar lo que tú no has podido articular con tus propias palabras y eso es una experiencia individual trascendente.

Fernando Navarro-7blogRememorando a Francisco Umbral, vamos a hablar de tu blog. ¿Con qué objetivos empezaste a escribirlo?

El inicio fue que realmente no había un blog musical en El País. Yo venía de Nueva York y allí sí había tenido dos, me sentía cómodo en ese terreno y me daba cuenta de que era un lugar maravilloso de encuentro y de comunicación. Se lo propuse al periódico en 2008 y me lo aceptaron pero a la vez aceptaron otro blog de actualidad musical de mi compañero Darío Manrique, y entonces me pidieron que el mío fuera más temático. Me vino como anillo al dedo porque yo tengo pasión por la música norteamericana. Mi objetivo era ese, dar salida a mi pasión y tener un espacio periodístico propio. Cinco años después mi único objetivo sigue siendo el mismo, mantener abierta esa ventana.

¿Cuáles crees que son las mayores diferencias a la hora de escribir un blog personal y al hacerlo en un medio de comunicación?

La mayor es que en un blog el lenguaje es mucho más directo, más personal, no tienes problemas en hablar en primera persona, pero la esencia es la misma en ambos medios. Debe primar el respeto al lector y el rigor. El lenguaje es diferente pero el fondo es el mismo. El blog es una oportunidad de desarrollarte como periodista con otro tipo de lenguaje y de tener un canal de comunicación con el público en torno a una pasión. Uno de los grandes y fascinantes misterios de la música es su poder comunitario, la capacidad que tiene de crear empatía entre personas. Yo lo he intentado hacer con ‘La Ruta’ con el riesgo de mostrarme demasiado sentimental a veces.

¿Cómo se gestiona mantener amistad con músicos y, al mismo tiempo, tener que criticar su trabajo, no siempre en términos positivos?

El maestro Diego Manrique dice que lo mejor es no tener amigos entre los músicos. Y yo creo que es la verdad, de hecho yo no voy buscando amigos, aunque es verdad que entablas relaciones de afecto y de amistad con algunos de ellos, como los que vienen el 20 a la sala El Sol. ¿Qué ocurre si Lapido saca mañana un disco que me parece malo? Pues tengo dos opciones, criticarlo y hacer lo que considero honesto, o no hacer nada. Te aseguro que prefiero hacer lo primero y creo que el músico sería el primero que lo entendería, porque esto es una profesión y nuestro único compromiso debe ser con los lectores.

Sin embargo a veces se leen textos que dan la sensación de ir más dirigidos a agradar al músico que a informar al lector. ¿Estás de acuerdo?

Sin duda. Pero también es verdad que hay una parte romántica en esto. Por ejemplo, a mí no me duele ver que se alaba exageradamente a un músico cuando éste es un maldito, un artista minoritario, y quien lo escribe lo que desea es derribar ese muro para que la gente lo conozca. Eso no me desagrada tanto como cuando se hace de una forma más cínica y se pone el medio al servicio de un músico superventas y entran en juego los intereses comerciales. Eso me duele más que ver al tipo que tiene esa militancia y defiende cosas muy pequeñas dándole más valor del que tiene. Pero como en todo, el término medio es el ideal.

También he escuchado a artistas reconocidos quejarse amargamente por tener que enfrentarse a periodistas sin ningún conocimiento sobre su música ni su trayectoria. ¿Está algo devaluado el periodismo musical?

Yo creo que el tema de la música siempre ha sido así, la música siempre ha sido la última parte de la sección de Cultura. Es lo que se le daba al último en llegar, o al becario. Entonces sucede que a veces mandan a la entrevista al que menos formación tiene o a alguien que no lo hace por gusto, sino por obligación. El periodismo musical está de capa caída y es verdad que faltan auténticos críticos musicales hablando de música. También ocurre porque es muy difícil vivir del periodismo musical, y si no puedes vivir de algo no encuentras profesionales en ese campo.

Fernando Navarro-8blog¿Tú crees que el hecho de contribuir a promocionar un disco te incapacita para hablar sobre él en un medio de comunicación? Te ocurrió con el último de Quique González, del que escribiste la hoja de promoción.

Sí, de hecho es lo primero que pensé y lo primero que le dije a Quique, que si me subía a esa aventura me bajaba de hacer nada para los medios en los que colaboro. A éstos les dije que no iba hacer una hoja promocional y también la reseña periodística, porque lo que no se puede es promocionar una cosa y al mismo tiempo hacer una crítica objetiva. Edu Izquierdo es amigo de Quique González y siempre dice que le molesta mucho no entrevistarle, cuando precisamente por esa amistad puede sacarle cosas que no le pueden sacar otros. Con eso sí puedo estar de acuerdo.

De hecho, es algo habitual en el periodismo musical internacional.

Sí, Bob Dylan tuvo a Al Aronowitz, un periodista que llegó a decir que Dylan era lo más grande que le había pasado a la Humanidad desde Jesucristo. Ahí están Greil Marcus, otro amigo de Dylan, o Eric Alterman, amigo y biógrafo de Springsteen. Eso suele pasar.

En tu caso y entrando en un terreno más personal, ¿en qué momento sitúas el comienzo de tu historia de amor con la música?

Siempre recurro al mismo. Para mí el antes y el después tuvo lugar en el año 1998 cuando compré la caja del Tracks de Springsteen en la Fnac de Callao. Iba con mi madre, yo ya escuchaba mucha música española, Los Rodríguez, Celtas Cortos, Platero y Tú, Extremoduro, Revólver… Carlos Goñi nombraba siempre a Bruce Springsteen, y aquella tarde vi la caja, costaba 8.000 pesetas de las antiguas, una pasta. Pero tuve un pálpito, vi la foto de Bruce en sepia, ahí tumbado, vi que eran cuatro discos que recorrían toda su carrera y me empeñé. Aún no sé cómo mi madre accedió a comprármela. Todo cambió a partir de entonces, con un diccionario empecé a traducir palabra por palabra lo que no entendía, era fascinante. Ahí me di cuenta de que la música podía ser algo que hablase por ti, que te proyectara y definiera. Tenía 16 o 17 años por aquella época y estaba empezando a soñar lo que quería ser.

LLevamos un buen rato hablando de periodismo musical. Dime nombres de periodistas y de músicos que para ti hayan sido determinantes.

De periodistas, Ignacio Juliá, Diego Manrique, Manolo Fernández y Enric González. Esos son los que me han despertado la llama de lo que quería hacer. Y en cuanto a músicos, Springsteen, Dylan, Lapido y Quique González.

¿Qué es lo más satisfactorio y lo más amargo, si es que ha habido algo, que te ha ocurrido en estos cinco años al frente de La Ruta Norteamericana?

Lo más gratificante es esta culminación de cinco años, el cariño y la gran acogida de los compañeros de profesión. Tener el epílogo de Ignacio Juliá en mi libro, Acordes rotos, o que venga Diego Manrique y lo presente. Eso junto al cariño de los lectores, de gente que te dice que ha cogido un post tuyo, lo ha escrito a mano y se lo ha regalado a la persona que quiere, como me dijeron el otro día. Eso es flipante. En cuanto al lado amargo, pues que mi madre no lo pueda ver, joder. Me gustaría mucho. Fue la persona que siempre estuvo ahí, la primera que me decía que confiase en mi instinto y la que me apoyó en todo. Tampoco conoció a mi hijo, a su nieto… Me emociono al hablar de ella, lo siento. Me gustaría que mi madre hubiera visto todo lo que me ha pasado en los últimos años.

Bueno, pues para terminar de una manera desenfadada: dime una canción para despertarse, otra para conducir de noche, otra para hacer el amor y una última que defina la España actual, incluido el rechazo a la candidatura de Madrid 2020 en Buenos Aires.

¡Buff! A ver, déjame pensar (no lo piensa). Para depertarse, New morning, de Bob Dylan. Para conducir, Ol’ 55, del disco Closing Time de Tom Waits. Para la noche romántica, Roy Orbison, In Dreams, por ejemplo. Y para la España actual y el sainete de Buenos Aires, rock nacional, Rosendo y su tema Vergüenza Torera.

¿Por qué hay que estar el día 20 en la sala El Sol?

Porque es por una buena causa y porque va a ser una noche inolvidable.

Fernando con Íñigo Coppel, unos de los músicos que actuarán el día 20.
Fernando con Íñigo Coppel, unos de los músicos que actuarán el día 20.

Las entradas para el concierto por el V Aniversario de la Ruta Norteamericana se pueden adquirir físicamente en Escridiscos y Radiocity Discos y a través de Internet en Ticketea. Se puede leer el programa con todos los actos de esta celebración pinchando aquí.

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