A finales del año pasado, Gatoperro disponía de un disco magnífico y reciente llamado ‘Cowboys’ y de una engrasada banda de rock formada por músicos de la vieja escuela. Y, pese a ello, no salían conciertos. Ante tal tesitura, quizás otro se hubiera planteado parar un tiempo, esperar un mejor horizonte. Sin embargo, David Llosa —el músico que se desviste cuando se enfunda el traje de Gatoperro— decidió jugársela haciendo lo contrario. Llamó a los músicos y los emplazó en el estudio que Cristian Chiloé, el batería, tiene en su casa cercana a Madrid para registrar un nuevo trabajo. Esta vez grabarían sin productor, sin técnicos, tocando en directo y viendo nacer las canciones casi sobre la marcha. Jugarían por unos días a ser dioses hermanados por la música. Y la cosa funcionó. Tanto que el rockero ha conseguido algo realmente complicado, mantener e incluso superar el nivel de ‘Cowboys’ con ‘Ríen los dioses’ (Calvario Música), un álbum de pop rock de corte clásico nacido de una necesidad: la de seguir en movimiento.
Chema Doménech Fotografías: ©Leo Cobo
«La perspectiva de trabajar en un disco nuevo con esta banda era muy tentadora. Me lo paso demasiado bien haciendo música, nunca he entendido a los artistas que sufren en las grabaciones», confiesa Gatoperro desde su casa en Málaga. Allí reside ahora este músico curtido ya en el circuito de garitos y salas, al que quizás por eso no le importa demasiado viajar constantemente por cuestiones profesionales. Ahora se prepara para presentar el nuevo trabajo junto a su banda, y asegura que le pueden las ganas de carretera.
La grabación de ‘Ríen los dioses’ fue muy diferente a la del disco anterior, para el que contaste con Josu García en la producción. Ahora lo habéis grabado la banda tocando en directo, sin productor ni técnicos… ¿Necesitabas hacer las cosas de otra manera?
Son discos grabados en momentos diferentes. Cuando encaré la grabación de ‘Cowboys’ llevaba bastante tiempo sin grabar y me sentía inseguro. Josu tuvo un papel muy importante para apuntalar mi confianza, además del maravilloso trabajo que hizo como productor. Fue una master class, aprendí mucho viéndolo trabajar, no solo en sentido musical o técnico, sino también de la energía y la actitud con la que hay que estar en un estudio. El caso es que esta vez me sentía seguro como para no necesitar esa figura. Además, conté con el apoyo de la banda, todos músicos de sobrada experiencia y gran conocimiento. Buscaba un sonido crudo pero cálido, clásico, con la vista puesta en grabaciones de los 60 y los 70, y la manera de que suene así es no “producir” mucho, ponerse en círculo, sacar un buen sonido a los instrumentos, contar ‘un, dos, tres, cuatro’ y tocar bien y cantar bonito.
«En este disco buscaba un sonido crudo pero cálido, clásico, con la vista puesta en grabaciones de los 60 y los 70. La manera de que suene así es no ‘producir’ mucho»
Eso recuerda un poco a aquellas grabaciones de los Traveling Wilburys en casa de Dave Stewart, grabando en la cocina, componiendo sobre la marcha, riéndose y disfrutando del placer de hacer música…
Sí, claro, algo así, totalmente. Lo primero que hacíamos al llegar era pegarnos un baño en la piscina. Luego escuchábamos algo grabado el día anterior, nos sentábamos en el jardín y les cantaba a los músicos la canción que íbamos a grabar, poniendo ideas en común. Así grabábamos una o dos canciones y parábamos. Mientras alguien cocinaba, otros se relajaban, y Chilo (Cristian Chiloé) se quedaba mezclando el tema y comprobando que todo estaba correcto. Por la tarde seguíamos y grabábamos otro par de temas más y volvíamos a Madrid ya de noche. Trabajábamos muy relajados, nos reíamos mucho, pero los días de grabación eran fructíferos siempre. Hay montones de anécdotas y momentos entrañables que guardaré de esta grabación irrepetible al lado de mis compañeros.
En el disco, al comienzo y al final de algunas canciones se escuchan comentarios de la banda, bromas entre vosotros, ladridos de perro afuera.. ¿Es una forma intencionada de permitir al oyente vislumbrar el ambiente del estudio?
Primero es fortuito, porque el control y la mesa de sonido estaban en el piso de arriba y nosotros grabábamos abajo en un salón inmenso. Chilo tenía que subir para iniciar la grabación y luego bajar, llegar hasta la batería e instalarse. Todo ese rato los demás estamos comentando la jugada. Pero es que, además, después de cada toma no cortábamos, sino que la máquina seguía grabando. El hecho de dejarlo en el disco sí que tiene el propósito documental que comentas, igual que las fotos del libreto, de situar al oyente allí con nosotros, de abrirle la puerta del estudio y decir: “Esto es lo que somos, así sonamos y así es como trabajamos”. En ese sentido en Youtube y descargando el disco en nuestro Bandcamp puedes ver muchas fotos que documentan las sesiones, que me parece un extra para el que tenga interés en el proceso. Lo de los perros fue increíble porque solo ladraron ese día, en esa canción, que habla en un verso de la letra de “perros sueltos por la carretera, ladrándole a las luces de los faros”. Otro extraño poltergeist.
«La palabra para definir a mi banda sería ‘auténtica’. Todos son músicos de rock clásicos, de los de aprender tocando encima de los discos”
¿Cómo defines a tu banda?
Auténtica podría ser la palabra. Todos son músicos de rock clásicos, de los de “aprender tocando encima de los discos”. También creo que es una banda que sabe tocar «a favor de la canción”, porque todos son compositores a su vez para sus propios discos. Me gusta que, siendo de procedencias muy distintas y habiendo seguido caminos diferentes, tengamos un bagaje y unos códigos personales y musicales muy similares. Tenemos bastante carácter, pero a la vez un gran respeto y gran admiración por el resto, lo cual es maravilloso. Vamos, una banda como debe ser.
‘Ángeles y demonios’ es el tema que abre el disco, una canción de casi ocho minutos, y también fue la primera que grabasteis. Dices que sentiste una descarga viéndola nacer así….
Sí, es que era el primer día y siempre hay un poco más de tensión, más si los músicos no saben qué es lo que van a tocar. Yo estaba bastante convencido de que todo iba a ir bien, pero siempre te asaltan dudas. Empezamos con este tema, una canción llena de silencios, de tensión, pero a la vez muy delicada, un poco minimalista, que tampoco parece la elección más obvia para entrar en calor. Era jueves santo, 1 de abril creo, pero el clima todavía era invernal y había un ambiente crepuscular, como de recogimiento. Entonces hicimos el arreglo de la intro y para que no se nos olvidara y para ir probando pusimos la máquina a grabar. Solo íbamos a grabar esa primera parte, pero por alguna razón seguimos tocando, y fuimos pasando por toda la canción, hasta llegar a esa resolución final ¡que fue completamente improvisada! Ahí Chilo entra a hacer un arreglo de timbal y Coppel a tocar semicorcheas rasgueando la guitarra, mientras voy soltando toda la letra. Justo en ese momento se abrieron las nubes y entró en el salón un fogonazo de luz dorada, como si los dioses sonrieran complacidos, ¡un jueves santo! ¿Te imaginas? Entonces sí, sentí una descarga de química cerebral amiga, con lo vellos erizados y todo lo demás, no solo por cómo estaba quedando la canción, sino sobretodo por las que estaban por venir. La puse como primera del disco por el romanticismo de haber sido la primera en grabarse, pero también como declaración de intenciones, es una canción muy seria.
¿Es tal vez la que resume en su letra todo el tono del disco? En ella hay imágenes y metáforas crudas y potentes…
No sabría decirte. Tal vez marca un poco el tono de una parte del disco, más intensa, más poética, por decirlo de alguna manera. No es lenguaje coloquial, no son canciones narrativas, sino que efectivamente gravitan alrededor las imágenes y hay que descifrarlas de una manera distinta. Ahí podemos meter ‘Ángeles y demonios’, ‘Duro’, ‘Al sur del sur’, ‘Tiembla la luna’, ‘Máquina del tiempo’, ‘Ni olvido, ni perdón’… Luego hay otras que creo compensan un poco todo ese peso, bluses más livianos como ‘Matacanes’ o ‘7 Muertes para 7 gatos’; y canciones con una sensibilidad más pop: ‘Después de la juventud’, ‘Chocolate y vino’… Pero sí, todas son intensas y todas son canciones para adultos, desde luego. Trato de escribir bien, respetando el lenguaje y llevándolo lo más lejos que sé. Musicalmente creo que es un disco amplio, variado, y lo que cose el conjunto es el sonido de la banda y la inmediatez.

«En la música me he sentido un poco outsider, pero no un forajido. Nadie me persigue, excepto yo mismo»
En la estética del disco aparecéis como una banda de forajidos. En el mundo de la música, tratando de vivir de este oficio, ¿te has sentido alguna vez como tal?
No, un poco outsider tal vez. Acabas llevando una vida muy diferente a la mayoría de la gente, parece que siempre vas en dirección contraria. Pero forajido no, nadie me persigue, creo, excepto yo mismo.
Te hablaba antes de los Traveling Wilburys. En este disco se escuchan referencias al rock clásico de corte americano, y también son canciones con mucho peso en las letras, en una voz narradora con mucho protagonismo, al estilo de Fito Páez en canciones como ‘Duro’ o ‘Hecho a medida’… ¿Qué le dirías a alguien que no lo ha escuchado?
Me parece que lo defines bastante bien. Yo diría que es un disco honesto y con enjundia y que te va a gustar si te gustan los discos de los 70 de Rolling, Neil, Bob, Bruce, Creedence, Joe, Lou, Rod, Captain, Van, Tom, etc. También Joaquín, Burning, Alarma!, Gabinete, Andrés, Fitos, Lichis, Alfa, Charly, Josele, José Alfredo, Silvio, Ariel, Antonio, Enriques…
¿Les damos a los dioses muchos motivos para que se rían de nosotros, los pobres mortales?
Sí, porque se ríen de nuestros sueños y los humanos soñamos mucho. La esperanza es un arma evolutiva formidable.
¿Crees en algún dios, celestial o terrenal?
No, pero estoy pensando dar un giro cristiano a mi carrera, que me parece un paso lógico ahora que ya me puedo considerar un cantante maduro. Hablando en serio, no creo en los dioses porque ellos no creen en mí.
¿Quién es Gatoperro en relación a David Llosa? ¿Se parecen mucho el uno al otro? ¿Es el primero un impostor, un pretexto, un escudo?
Yo creo que las tres cosas, un impostor, un pretexto y un escudo, pero estoy seguro que Gatoperro piensa lo mismo de mí. Por cierto, ¿esta entrevista es para que la responda David Llosa o Gatoperro? Porque me voy a dejar una pasta en psicoanalistas.
La última, para ambos. ¿Qué esperáis de este disco y del futuro?
El futuro lo miro con respeto y sabiendo que siempre existe la posibilidad de que no llegue. El disco y el camino que haga los miro con curiosidad, sin más. Como decía aquella canción de Carlos Madrid, y cito de memoria, «no conviene depositar demasiadas expectativas en las cosas pequeñas». Preparando eso sí los conciertos del año que viene con muchas ganas y rigor, con el apoyo que nos da estar dentro del circuito ‘Artistas en Ruta’, con ganas de furgoneta. En cuanto al disco en sí, ya hice mi trabajo, ahora estoy pensando en el siguiente.
Próximas fechas de la presentación con banda de ‘Ríen los dioses’:
9 de Marzo – Toledo – The Rose Yuncler
6 de Abril – Zaragoza – La bóveda
10 de Mayo – Cádiz – Pelícano
11 de Mayo – Málaga – Cochera Cabaret
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