Jorge Marazu: «No tengo el talento para defender algo en lo que no creo»

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Esta entrevista se concertó hace meses, la misma tarde en la que un whatsapp de Jorge Marazu vino a encender un fuego en el frío del invierno: «Te voy a pasar el disco que hemos grabado, a ver qué te parece». Aún tendrían que ocurrir algunas cosas hasta que Escandinavia viera la luz a comienzos del verano, pero ahí estaban ya las canciones, poseedoras de una belleza intensa y conmovedora que la preciosa voz de Marazu, unida a la acertada producción de Toni Brunet, contribuía a realzar. El 23 de junio se estrenó por fin el disco, momento propicio para retomar la entrevista acordada, que profundizara en ese viaje que es Escandinavia. Con tal propósito músico y periodista llegaron a estar sentados ante un par de cervezas que finalmente quedaron intactas, porque a veces los planes de uno cambian los de los demás. Sin embargo todo acaba sucediendo, y lo que empezó a través del whatsapp una tarde de invierno culminó por skype una ardiente noche de este calorífico y parece que infatigable verano.

Chema Doménech  Fotografías: Jorge Matilla

escandinaviaJorge Marazu es un músico de cuna, literalmente. Aún dormía en ella cuando, siendo un bebé, se le reventaron los tímpanos en el local de ensayo de su padre, músico de orquesta de verbenas y la persona que más ha confiado en las cualidades artísticas de su hijo desde que éste le mostrara su primera canción. Fue en la adolescencia cuando Marazu comenzó a interesarse más a fondo por la música, jugando a cambiar las letras de las canciones de autores a los que admiraba como Sabina, Fito Cabrales o Robe Iniesta. El día que escuchó a Enrique Urquijo cantar lo que él sentía supo que quería dedicar su vida a eso mismo, a acariciar los sentimientos de otros expresando sus propias emociones. Lo logró con su primer disco, La colección de relojes, y se ha superado ahora con Escandinavia, un álbum que cuenta con la colaboración de músicos de la solvencia de Luis Prado, Marina Sorín, Nacho Mastretta, César Pop, David González o Martín Bruhn.

De pocos artistas se puede decir que escriban con la lucidez y la profundidad con que lo hace Marazu en este disco y que, además, canten a su nivel, rayando la perfección. Por eso resulta difícil de entender que un trabajo de tanta calidad no haya encontrado apoyo por parte de ningún sello discográfico, pero así están las cosas. También es extraño que un disco con una portada nevada aparezca en plena ola de calor y, sin embargo, sucede. Pero hay una diferencia entre ambos hechos: la de asumir o no un riesgo por hacer aquello en lo que uno cree.

“Éste soy yo, preso de un impulso irracional”... Las primeras palabras que se escuchan en el disco suenan a declaración de intenciones. ¿Lo son? Comenzar con esas palabras no es algo buscado, pero cuando decidimos el orden de las canciones sí pensamos que Hiroshima debía ser la primera porque, aunque es atrevido empezar con una canción así, conceptual, pequeñita, es la que explica lo que va a ocurrir después. Refleja un momento dramático y también un punto de partida, hay un verso que dice «me cuelgo del viento en busca de una luz que logre iluminar mi corazón». Creo que define muy bien lo que significa este disco, la necesidad de seguir un camino aunque a veces eso conlleve venirse abajo cien veces.

¿Por qué? ¿Te ha costado muchos quebraderos de cabeza seguir el camino que te ha llevado hasta Escandinavia? A ver, yo he hecho el disco que quería hacer y estoy muy contento, pero soy consciente de que comercialmente hablando es una apuesta arriesgada y, obviamente, eso da miedo. De hecho tengo miedo a todas horas porque, al margen de cuestiones artísticas, hay un punto de supervivencia económica del que te tienes que olvidar cuando haces un disco así. Pero era o tirar por aquí o tirar por un sitio que no me creo, y yo no tengo el talento para defender algo en lo que no creo, no soy bueno en eso. El miedo es el precio que hay que pagar por hacer lo que realmente te sale de dentro. Aunque tampoco es cuestión de lamentarse, estoy aquí porque quiero. No estoy en esto para molar ni para petar Las Ventas, como soñaba a los 18 años, ahora tengo otras ilusiones, y a lo que aspiro es a seguir contando con los medios para poner en mis próximos discos todo lo que he puesto en éste.

Escandinavia es un disco muy diferente al anterior, La colección de relojes, que fue tu primer álbum. Sorprenderá a quien busque aquí canciones como Recuerdo crónico o Miedo. La colección es un disco de canciones hechas durante muchos años, de ahí que sea más ecléctico. Escandinavia está hecho en menos tiempo, con unas influencias más concretas y unas canciones más maduras. Entre medias ha habido un proyecto de copla como La Ruta de los Colmaos, con el que me metí de lleno a escuchar otras músicas, a investigar otros géneros, y eso también se nota. Conceptualmente también tiene más sentido porque describe una época concreta de mi vida.

Al igual que esa Ruta de los Colmaos a la que aludes, en este disco hay estilos y ritmos añejos pero dotados del brillo de un barniz actual. ¿Crees que es así? Sí, es cierto que hay canciones como la que da título al disco, Escandinavia, que tienen un aroma antiguo, añejo, con colores sepia… Son los tonos que impregnan todo el disco. No puedo negar que me interesa tanto Machín como cualquiera de los artistas actuales a los que admiro, por eso hay aires de copla, de bolero, de habanera, pero también influencias de Tim Christensen, de Radiohead o de Bunbury.

Sorprende en este disco la madurez de algunas de sus letras, que parecen escritas por alguien que está de vuelta de todo. Cuando hago canciones estoy en un lugar muy intenso. A mí me encanta divertirme, hablar con gente, reírme, vivir como un joven de mi edad. Pero cuando me siento a escribir mi sensibilidad es añeja, me voy a otro lugar más maduro. No está premeditado, es por donde me lleva la emoción, y creo que en Escandinavia la emoción de la música está contada en sus letras, eso está conseguido.

El disco lo ha producido Toni Brunet, alguien que personalmente creo que ha influido en tu música, para bien, de una forma determinante. Yo también lo creo. Aparte de que lo considero mi hermano, con Toni es muy fácil trabajar porque a la hora de ponernos a tocar tenemos la misma sensibilidad, bebemos de las mismas fuentes y nos emocionamos con cosas parecidas. Él es un tipo con una riqueza cultural y musical brutal, y eso también me ha enriquecido mucho. Ha hecho un trabajo increíble en la producción porque llega a una parte en los arreglos a la que yo no llego, sé dónde quiero llegar pero no cómo. Toni llega ahí, entiende muy bien lo que necesito, mi emoción, por qué escribo esas canciones… Eso hace que todo el rato sume a las canciones.

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«EN ESCANDINAVIA HAY MUCHO DRAMATISMO PERO PERVIVE LA FE, LAS GANAS DE SEGUIR CREYENDO EN ALGO»

Escandinavia suena también a despedida, es algo constante en todo el álbum, incluido el primer single, Adiós! Sí, es un disco de despedidas y también de replanteamientos, de intersecciones. Al final es un pequeño viaje, y en los viajes te despides de muchas cosas pero también das la bienvenida a otras. En este disco hay mucho dramatismo pero pervive la fe, las ganas de seguir creyendo en algo.

¿Y mantienes esa fe? La mantengo, sí, aunque a veces me cuesta. Ahora estamos recibiendo comentarios muy bonitos de la gente que está escuchando Escandinavia, y es fácil estar contento casi todo el tiempo y tener confianza. La verdad es que tengo más fe en lo que hago que en lo que puedo conseguir, porque lo que yo hago depende de mí, pero lo otro no.

Estuviste a punto de llegar a un acuerdo con una multinacional para editar el disco. Finalmente lo has autoeditado con sello propio, Escandinavia Records. ¿Qué pasó? Estuvimos muchos meses hablando con una multi, pero llegó un punto en el que ellos decidieron que yo no tenía el suficiente respaldo de público como para que se arriesgaran a invertir en mí. Pensaron que era mejor que lo sacara solo y en el futuro ya se vería si compenso o no compenso económicamente. Creí que tenían razón, aunque evidentemente me jodió y me rompió bastante los planes, porque en algún momento sí pensaba que eso iba para delante. Pero son cosas que tienen que pasar, comercialmente yo no habría salido rentable a corto plazo. Aparte de esta multi, que me trató con muchísimo cariño, a ninguna más le interesó el disco.

¿Y saber que tienes un disco especial y de mucha calidad pero escasamente rentable a nivel comercial no hace tambalearse esa fe de la que hablabas antes? Bueno, yo no sé si el disco es tan bueno, lo que sí creo es que hemos conseguido tocar una tecla especial. Me daría pena que Escandinavia se quedara en una maqueta que se vende después de los conciertos. No aspiro a mucho más, pero me da un poco de miedo que se muera y no llegue a la mayor cantidad de gente posible.

Tu campaña de crowdfunding fue muy positiva, conseguiste el objetivo en tres días… Obviamente es algo que da mucha moral, la gente se portó que te cagas, ni en mis mejores sueños pensaba conseguirlo en tres días. Algo así te hace partir de un lugar que es muy bueno para defender una historia, sientes mucha motivación aunque también responsabilidad en el sentido de no querer defraudar a nadie. Creo que el crowdfunding es una buena idea, la gente entiende que asumes todo el peso de lo que supone poner en la calle un disco y eso hace que se identifique más contigo.

Cuentas también con el apoyo de músicos reconocidos. Quique González, por ejemplo, ha elogiado en varias ocasiones en público tu trabajo. Quique es sin ninguna duda el mejor compositor del país, con una carrera que es un ejemplo para todos los que venimos detrás. Para mí el hecho de que comente algo sobre mi música ya es increíble. Lo admiro por lo implicado que está en su trabajo, el mimo y el cariño que le pone. Es alguien que te enseña una canción nueva con la ilusión de un chaval de 18 años que quisiera salir a comerse el mundo. Esa ilusión a mí me hace creer que en este oficio hay tipos como él que defienden algo muy puro y que se lo curran de verdad y creen en ello. Le estoy muy agradecido por su cariño y generosidad.

Antes hablabas de Toni Brunet como alguien fundamental en tu música, y hay otro nombre, el otro tercio de ese Chiringuito Social Club donde vais a pasar el verano, que también ha marcado un antes y un después en tu trayectoria: César Pop. César se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de mi vida, en uno de mis mejores amigos. Antes de eso yo ya lo admiraba muchísimo, él lo sabe bien. Hablamos muchísimo de canciones, tenemos una manera de sentir muy cercana y afrontamos las situaciones de una manera muy parecida, las personales, las sentimentales, las musicales… Somos un poco novias, je je. Haces bien creo que es de las canciones más bonitas que he hecho en la vida y la he hecho con él, tú sabes la historia tan rockera que hay detrás de esa canción porque la estrenamos aquí. César tiene una sensibilidad muy especial. Como a mí, le gusta mucho tirar de la parte añeja, no tenemos prejuicios en escuchar a músicos que a cualquiera le puede dar vergüenza decir en público, pero que a nosotros nos emocionan. Me encanta hacer música con él.

Será además el pianista de la banda que has montado para presentar este disco. Sí, es un lujo contar con uno de los músicos más importantes de la escena nacional. César está trabajando a un nivel muy alto. Pienso en todos los tipos con los que ha colaborado y a todos les ha dejado algo increíble. Pienso en Leiva y está Estrella Polar; en Iván Ferreiro y está Magia; en Quique González y está Riesgo y altura; ha ayudado a Lichis en su discazo Modo avión… César está haciendo cosas con los mejores y yo tengo la suerte de que es mi amigo y le apetece compartir música conmigo. Efectivamente estará en mi banda como multiinstrumentista: pianista, acordeonista, guitarrista, cabeza pensante… También estarán Toni Brunet a la guitarra y Jacob Reguilón al bajo. El batería está prácticamente cerrado también, ya lo diremos. Yo aún no me creo que músicos como ellos, a los que llevo años admirando, vayan a tocar en mi banda. Es una maravilla.

¿Cuándo tenéis previsto subiros al escenario? El disco lo presentaremos a partir de septiembre. El día 18 en mi ciudad, Ávila, en el Palacio de Congresos (Lienzo Norte), y el 25 en Madrid, en la sala Galileo. Después hay otras fechas cerradas como el 2 de octubre en Barcelona, aunque ahí será en formato acústico. Intentaremos llevar Escandinavia al máximo de sitios posible, pero vamos a esperar a que se pase este calor.

Porque ahora es tiempo de Chiringuito, ¿no? Sí, no creo que exista un plan mejor que irte con tus amigos a la playa a cantar canciones de siempre. Eso es la aventura que hemos montado con César y Toni y que se llama Chiringuito Social Club. Le hemos puesto mucho trabajo y mucha ilusión y creo que nos vamos a divertir.

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