LA CITA ES ESTE MIÉRCOLES 21 DE MAYO EN LA SALA COSTELLO
Cuando lo que más se desea en la vida es pasarla sobre un escenario, cualquier pretexto es bueno para subirse a tocar. Es lo que les ocurre a Carlos Vudú y al Clan Jukebox, con el añadido de que los murcianos tienen un motivo más que sobrado para hacerlo. Acaban de editar Tratados de soledad, un EP de adelanto de lo que será su segundo álbum, y ahora toca presentarlo. El miércoles 21 lo hacen en Madrid, en la sala Costello, en una nueva demostración de por qué estos músicos merecen pasar la vida disfrutando de lo que más les gusta: sentir bajo sus botas las tablas de un escenario.
Tratados de soledad incluye tres canciones grabadas y mezcladas en La Cabaña de José Nortes, que vuelve a encargarse de la producción como ya hizo en el disco de debut de la banda, Cartas marcadas, editado en 2011. Realmente se nota la buena mano de Nortes, porque lo primero que llama la atención es el gran sonido del disco, que viene acompañado de tres canciones más, desnudas e improvisadas, pilladas casi a traición por el productor durante las sesiones de grabación.
Como en su primer álbum, los temas que Carlos Vudú y el Clan Jukebox ofrecen en este breve adelanto discográfico son herederos de la tradición clásica de procedencia norteamericana a la que se aferra la banda desde sus inicios, hace ya algunos años, cuando Carlos ‘Vudú’ Martínez, curtido en diversas bandas de rock y blues, reunió a un grupo de músicos de su tierra para envolver en formato eléctrico las canciones que durante mucho tiempo también defendió en acústico. Concretamente, el Clan Jukebox lo forman Pedro Teruel a las guitarras, Lucas Albaladejo en el piano y teclados, Sergio Masgrau al bajo y Juan Gomariz a la batería.
Como su sonido, las letras que escribe Carlos Vudú destilan esencia rockera y tienen un carácter emocionalmente universal, es decir, hablan de sentimientos identificables por cualquiera: pérdida, amistad, amor, despedidas, victorias y fracasos. Lo hace con tremendo acierto como prueba de nuevo este EP que se abre con el tema que le da título, Tratados de soledad, que desde el primer acorde sitúa al oyente en la estela de los que abrieron esos caminos sonoros al otro lado del Atlántico. Malas intenciones es el segundo corte, más desenfadado, de melodía pegadiza y derroche instrumental, que da paso al cierre con la preciosa Uno de los nuestros, en tono acústico e intimista. Ésta es quizás la canción que evidencia con mayor claridad el alto nivel estilístico de Carlos Vudú al tiempo que revela las fuentes de las que ha bebido y las razones por las que quiso dedicar su vida a escribir canciones.
«Supongo que es normal preguntarse si vale la pena» son las primeras palabras que se escuchan en este Tratados de soledad, escritas y cantadas por alguien que sabe muy bien lo que es pelear a la contra para autoeditarse sus discos y plantarse en un escenario ante el público dispuesto a desnudar sus emociones.
Lo hará nuevamente este miércoles en Costello, rodeado de su banda, del Clan Jukebox, en una noche que probablemente una vez más, y ya van muchas, acabará en canción.
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