Si es cierto que todos somos lo que fuimos en la infancia o, como decía Saramago, que ‘uno siempre va con el niño que fue’, el músico leonés Fabián debió de ser uno de esos críos a quienes la ilusión les alimenta más que la merienda. Escuchando su nuevo disco, (La brisa leve) La luz distinta, no es difícil imaginarlo la víspera del comienzo del curso preparando cuidadosamente cuadernos, lápices y rotuladores, negando al azar cualquier opción de estropear la emoción del primer día de aventura. El adulto Fabián tampoco ha descuidado ningún detalle en este precioso trabajo discográfico -es habitual, tampoco lo hizo en sus tres discos anteriores-, en el que vuelca la ilusión infinita que probablemente le sobraba a aquel niño que fue.

Porque, al margen del talento, que en este caso lo hay en dosis abundantes, no es posible alumbrar un disco como (La brisa leve) La luz distinta sin ilusión y sin un profundo amor por los detalles. Eso es algo que se intuye con sólo tenerlo en las manos y hojear el libreto, diseñado e ilustrado con gusto exquisito por Pedro García. La certeza aparece cuando se escuchan las diez canciones que contiene. Es como abrir la ventana en una habitación húmeda y en penumbra y que de pronto se inunde de luz y de brisa. En este sentido, el título no puede ser más acertado.
A pesar de que casi nadie niega que es imprescindible y que sin ella el mundo sería bastante más insoportable de lo que ya es, la música no se ha caracterizado nunca por ser demasiado valorada, y en estos momentos aún menos. Conociendo algunas trayectorias personales de músicos, las anécdotas tristes que protagonizan en su intento de dedicar sus vidas a hacer lo que mejor saben, sus duras historias, que hablan de sacrificio y de decepción, el panorama a veces se antoja desolador. Por ello, discos como el de Fabián repentinamente le reconcilian a uno con la vida.
Porque escuchándolo se alcanza a imaginar la satisfacción íntima que el músico pudo sentir después de escribir canciones como En la tierra quemada, La luz distinta, 9, Ayer soñé que te secaba el pelo o No tengas miedo. Composiciones con letras trabajadas, precisas en su inspiración poética, arropadas por unas melodías dulces que se deslizan directamente hasta la sensibilidad de cada uno, por muy escondida que en algunos casos se encuentre.
También es posible suponer la felicidad de Fabián en el momento en que Quique González se mostró ilusionado de viajar hasta León para grabar junto a él Todas las aves del Sur y convertir una maravilla de canción en todo un tratado sobre la emoción. Tema que antecede en el álbum precisamente a Maravillas, en el que colabora a la voz Zahara y que es una prueba de amor. Por la música y por Madrid y su barrio de Maravillas-Malasaña, por cuyas calles transita a menudo el músico leonés en sus frecuentes viajes a la capital para tocar en sitios como el Búho o Libertad 8.

La ilusión derramada por Fabián en este disco se vislumbra también en Mr. T.O.C y Nueva York, dos medios tiempos en los que revolotean a su gusto el piano, el hammond, incluso la melódica, que junto a las guitarras y la percusión crean un ambiente de una belleza abrumadora. Realmente preciosas estas dos canciones, algo que sin embargo no es noticia en un disco repleto de ellas.
Como un arroyo de agua clara / Y limpia en tu mirar / Así me siento. Son las últimas palabras del álbum, los versos finales de La brisa leve, que cierran de forma acústica un trabajo concebido con tres ingredientes básicos: un enorme talento, un genuino amor al arte y una profunda ilusión. Se supone que la misma que el autor experimentaría cuando consiguió en muy poco tiempo sus objetivos de crowdfunding, pues el artista involucró a sus seguidores en la financiación del disco, editado bajo su sello, La Viejita Música.
La misma ilusión con que cada CD viaja desde León a cualquier punto donde se solicita a través de la web de Fabián, en la que también es posible descargarlo en formato digital o adquirirlo en vinilo. Basta visitar esa web para hacerse a precio de saldo con un trocito de felicidad, que podrá saborearse en directo el próximo 9 de mayo en la Sala El Sol en Madrid, donde el músico presentará el disco. Lo hará acompañado por su banda y también por ‘el niño que fue’ porque, si es cierto lo que sostenía el desaparecido escritor portugués (y Fabián y este disco se empeñan en darle la razón), uno jamás se separa de él.
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