En los últimos años ha quedado demostrado que el norte peninsular es tierra fértil para el sonido de raíz americana, pues brota allí con una frecuencia y calidad dignas de atención, como si los ecos de los grandes autores del otro lado del Atlántico llegasen hasta las playas del Cantábrico con mayor nitidez que a cualquier otro lugar. Edu Vázquez es uno de esos ejemplos que avalan tal afirmación. Natural de Gijón, Vázquez encarna la figura del músico que trabaja con el amor y la paciencia del artesano, sin aspavientos ni artificios y consciente de que a las buenas canciones se las reconoce cuando se desnudan.

En su perfil de Twitter, Edu Vázquez se define como un músico al que le pareció buena idea dedicarse a escribir canciones. Tras escuchar su primer álbum de larga duración, Doce maneras de escapar descalzo, hay que darle la razón. Efectivamente, parece que fue una gran idea.
El disco transmite esa dedicacion total del músico a las canciones, que cuida y mima con extraordinaria delicadeza hasta el mínimo detalle. Aquí un piano, ahora una armónica, allá un latigazo de hammond… Así hasta conformar una colección de 12 temas en los que el asturiano cuenta con colaboraciones de grandes músicos amigos como Alfredo González («el mejor escritor de canciones en castellano», según él); Dani Merino, con quien ha compartido escenario en muchas noches de bolos; los Stormy Héctor Braga y Pablo Bertrand; o Helena Gil, cantante de La M de Matilde que registra su voz de color miel en la preciosa Llegaba septiembre, canción que abre el álbum.

Y realmente, Doce maneras de escapar descalzo constituye un disco ideal para escuchar en septiembre. Es luminoso como sus atardeceres, reconfortante y melancólico como las señales que anticipan el otoño y en ocasiones frío como la premonición de un invierno largo y gris.
A pesar de que el álbum se abre y cierra con dos temas suaves de ambiente acústico como la mencionada Llegaba septiembre y Dos heridas, también hay espacio para el rock eléctrico con canciones como Marionetas, con una intro que firmaría el mismo Tom Petty y una certera base de hammond responsabilidad de Pablo Bertrand, Lo intentaré, Socios o Pasos de Gigante (Taxi Driver).
El ambiente country de Soldado raso con sus noches de tormenta, el intimismo de Tres caladas y su mágico piano revoloteando por toda la canción y la bella orquestación de Lugares, cantada al alimón con Dani Merino serían suficientes para justificar el disco, que todavía guarda pequeñas joyas de aire folk como John Cusack o Resucitado.
Doce maneras de escapar descalzo fue registrado durante 2011 en los estudios Eclipse de Oviedo, producido por Álvaro Bárcena y masterizado por Daniel Sevillano. Los músicos con los que Vázquez ha contado en este trabajo son su banda habitual: Ángel Miguel, Sergio García y Alejandro Blanco, responsables de vestir y engrandecer unas canciones que, por su calidad, también resisten la prueba de la emoción cuando, desnudas, son atacadas únicamente por la guitarra acústica y la garganta sedosa del músico asturiano que un día pensó que sería buena idea dedicarse a escribirlas.
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Un comentario sobre “Edu Vázquez. Escribir canciones fue una buena idea”