Jose Nortes: «Cuanto más claro lo tienes, peor productor eres»

1Existe un lugar en el mundo en el que una bañera oxidada y unos viejos tablones crean el latido suficiente para que palpite el corazón de algunas canciones. En el que los futuros héroes cantan sus pequeños desastres encerrados en despensas diminutas y los grandes capos estrellan sus voces de trueno contra un rincón, como niños traviesos castigados de cara a la pared. Donde los azulejos del cuarto de baño se alían con guitarristas de oro para extraer de su sonido hasta el último quilate. Ese lugar es una fábrica de ilusión que huele a pájaros mojados y conserva las memorias de la carretera. Allí se forman dúos, tríos y otras perversiones, los relojes marcan la hora de los gigantes y  los días son de vértigo. Ese lugar está en este mundo pero pertenece a otro. Percibiendo el aroma de la historia del mejor pop rock nacional reciente nos adentramos en La Cabaña, puerta de acceso al apasionante mundo de Jose Nortes.

Texto: Chema Doménech  Fotografías y vídeo: JSMatilla

La definición la acuñó Miguel Ríos, alguien que en el terreno de la música ya lo ha visto todo, el día que Nortes se empeñó en limpiar una vieja bañera que había por el jardín para a continuación meterla en el estudio y comenzar a golpearla con los puños. Es la percusión que se escucha en la versión de Bajo la lluvia incluida en el disco Solo o en compañía de otros del rockero granadino que, observando aquella escena, esbozó una sonrisa, alzó las cejas y exclamó: “¡El mundo de Nortes…!”.

12062013-NORTES  05Es sin duda un mundo complejo y apasionante el del productor madrileño, ante cuyos micrófonos ha desfilado lo más selecto del pop rock nacional de los últimos años. Rosendo, Bunbury, Iván Ferreiro, Leiva o Quique González son algunos de los incontables músicos que han registrado su arte entre las paredes de La Cabaña Sonora, como se llama el estudio de Nortes, situado al noroeste de la capital. Productor habitual de Ariel Rot, Coque Malla, Los Madison, Sergio Makaroff o Andy Chango y director musical de Miguel Ríos, Nortes considera que la música es el fin que justifica cualquier medio. Por eso no duda en pedir a los guitarristas que graben en el cuarto de baño, –«el sonido de la guitarra rebota en los azulejos de la pared y cobra una dimensión especial», asegura-, hace salir a los artistas a grabar al jardín o los recluye en una especie de despensa adyacente al estudio. «Aquí grabó Quique el tema Te lo dije, de Kamikazes enamorados«, cuenta Nortes entre risas mostrando el diminuto cuarto de un par de metros cuadrados en el que encerró a un extrañado pero obediente Quique González para grabar la toma de voz de esa canción.

«Normalmente los músicos acceden a lo que les pido porque me ven muy convencido, aunque a alguno le extrañe», afirma el productor. «Pero no es que yo esté inventando nada, son cosas que se han hecho mil veces antes. Lo que intento es buscar sonoridades nuevas, que los discos tengan una identidad propia, y este tipo de recursos son una buena manera de conseguirlo». Lo prueban canciones como Compás de espera, de Los Madison, en la que los sonidos similares al xilófono que la realzan se consiguieron con seis o siete vasos llenos de diferentes cantidades de agua «tocados» por su guitarrista y cantante, Txetxu Altube. O en discos como La Huesuda, el último de Ariel Rot, donde hay pasajes en los que suena un «Casio Tone», el pequeño teclado electrónico a pilas que todos los adolescentes tenían en los años 80 del pasado siglo XX.

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Un mal profesor

La carrera musical de Jose Nortes (todos lo conocen por ese Jose sin tilde en la ‘e’) estuvo a punto de malograrse antes siquiera de empezar por culpa de un mal profesor de guitarra. «Yo tenía siete u ocho años y el tío me obligaba a hacer escalas una y otra vez, cuando lo que yo quería era ver Barrio Sésamo», recuerda. «No es que fuera mal tipo, solo era un mal profesor que no se molestó en averiguar lo que yo buscaba. Llegué a odiar la guitarra y durante dos años no quise saber nada de ella. En la música es muy importante encontrar a alguien que te abra la mente y te ayude a llegar adonde tú deseas».

Sin embargo, puede que aquel mal profesor sí le enseñara algo a su desmotivado alumno, por ejemplo a identificar claramente lo que no quería. Por suerte, Nortes siguió buscando su camino en la música, que le llevó hasta el prestigioso Berklee College of Music, en Boston (EEUU), para cursar la carrera de Producción e Ingeniería Musical. Para entonces ya era un solvente guitarrista. «Aquello es como la academia de la serie Fama, todo el mundo viviendo la música las 24 horas. Fue una buena experiencia en la que estuve rodeado de músicos de muy alto nivel. Tuve compañeros como el saxofonista Joshua Redman, una leyenda del jazz que ha tocado con los Stones y con muchos grandes».

Según él, los norteamericanos nos llevan años de ventaja en la forma de acercarse a la música. «Ellos inventaron el rock’n’roll y se nota. Allí los niños van al dentista y en la sala de espera escuchan el Smoke on the water. Tienen el oído muy educado y están abiertos a un enorme crisol de músicas».

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De Bolivians a Carlos Raya

Concluida la experiencia americana, Jose Nortes regresó a Madrid decidido a abrirse camino. Junto a Carlos Oliver y Enzo Filippone formó The Bolivians, grupo que editó dos discos y con el que probó el sabor del esfuerzo, del éxito y de la decepción. «Luchamos mucho para salir adelante y cuando estábamos en el mejor momento lo jodimos todo. Nos peleamos como idiotas, típico asunto de egos. Pero fue un gran aprendizaje. Con los Bolivians nos metimos en el hueco de los indies, aunque ninguno de nosotros lo era. Pero les encantaba nuestra música, tocábamos en todos los festivales. Tanto Enzo como Carlos eran ya dos musicazos, molaba mucho lo que hacíamos«.

Escarmentado de una experiencia que según él no volvería a repetir, Nortes se centró en el terreno para el que se había preparado en Berklee, la producción. Al principio tuvo alguna experiencia que prefiere olvidar: «Claro que se ven cosas muy feas en este mundillo, pero las cosas feas nos rodean por todos lados, hay que centrarse en lo positivo», dice. Y para corroborar esto último enseguida sale a relucir el nombre de Carlos Raya. «Durante un tiempo yo le contaba a Carlos mis problemas con Oliver en los Bolivians y nos hicimos muy amigos. Él estaba con Quique grabando Salitre 48 y comencé a echarle una mano. Lo grababa en su casa con un ordenador, algo que ahora es más factible pero hace 14 años era bastante jodido. Me hace gracia porque hoy todo el mundo adora ese disco, es muy especial, lleno de temas alucinantes, y yo me acuerdo de cuando estábamos en casa de Carlos haciendo malabares para sujetar los micros».

Así nació el tándem Raya-Nortes, responsable de la producción de los cuatro siguientes discos de Quique González: Pájaros mojados, Kamikazes enamorados, Ajuste de cuentas y La noche americana. De hecho, Pájaros mojados fue el primer disco que se grabó en La Cabaña Sonora, el estudio que Nortes dirige junto a su socio, César Araque. «Hay una anécdota con ese disco que podría echar por tierra las carreras de Carlos y mía», bromea el productor. «En aquella época no había discos duros extraíbles, eran internos, y cuando ya teníamos el master de Pájaros, una única copia grabada en uno de esos discos duros, lo sacamos del ordenador y al ir a casa se nos cayó en un charco. Lo pasamos muy mal hasta que volvimos a instalarlo y comprobamos que no había sufrido daños».

Aquel primer disco se hizo con un presupuesto alto, «de los antiguos», dice Nortes, recordando que esos tiempos ya acabaron. «Nosotros vivimos los problemas que tuvo Quique con la industria. Rompió con ella y fue muy valiente, aunque Carlos y yo pensábamos que se estaba equivocando. Con los años ha quedado claro que no se equivocó un carajo, jaja. Pero bueno, Quique hubiera salido adelante de cualquier manera porque su talento es imparable».

4Fue en el año de la publicación de Pájaros mojados, 2002, cuando David Bonilla, entonces en Universal, puso en contacto a Nortes con Ariel Rot. «Bonilla posee un don natural para formar equipos, tiene muy buen ojo. Hay pocas personas como él, alguien que sin ser músico ha mejorado la música de este país», asegura el productor.

Así comenzó una relación que se ha mantenido fructífera hasta el día de hoy. «Con Ariel tengo una especie de asociación, creo que hemos llegado a un nivel de confianza que facilita mucho el trabajo. Es como tener una banda. Con sus discos lo más difícil es encontrar el camino por el que tirar pero, una vez que lo hemos hecho, Ariel es un músico tan completo que todo lo demás sale de forma muy natural».

El trabajo de productor

La conversación en torno a Ariel Rot da pie al productor a hablar de su trabajo: «Los buenos músicos como él te enseñan que hay que estar siempre muy abierto, porque si no te puedes perder cosas. La labor del productor es fundamentalmente poner en duda todo lo que hace y escuchar. Yo no puedo estar seguro de algo hasta que no lo he escuchado y por eso creo que cuanto más claro lo tienes, peor productor eres. Otro peligro es pretender hacer tu disco y no el del artista. Es delicado inmiscuirse en los temas de los demás porque si yo cojo una canción y la llevo por mi sitio la voy a desvirtuar, le voy a cambiar la onda. Puedes dirigir, sugerir y entablar una especie de negociación pero siempre al servicio del artista y de su música. A mí no me gusta meterme mucho, yo al final del día soy responsable de hacer un disco que le guste al músico y a mí. Si tú sabes que es bueno, es fácil que le guste a otros, pero si no te gusta a ti estás perdido».

En este sentido, Nortes confiesa que existe un aspecto muy difícil de su trabajo. «Cuando has acabado una versión de un tema, lo has grabado, has llamado a los músicos… Y después escuchas el resultado y sabes que no vale y que hay que tirarlo a la basura. Eso es muy jodido y hay gente que no lo hace, pero es fundamental. Cuando la cosa falla, falla y no hay remedio».

12062013-NORTES  04Él asegura que se siente cómodo en ese papel de capitán de barco. «Es un trabajo complejo, en el que influyen muchos factores: la música, el tono de la canción, a lo mejor el artista no tiene su día y tienes que conseguir que cante de una manera, motivarle, meterle en el sitio… Si ves que algo no está bien tienes que levantarte, porque tú estás ahí por si algo no funciona. Es muy importante ser sincero en eso».

Como ejemplo, recuerda que lo pasó mal cierta vez que, grabando con Miguel Ríos, éste cantaba un tema de una forma que no le convencía. «¿Qué le voy yo a decir a Miguel, que es el mejor cantante de la música española? Pero bueno, conseguí transmitírselo y él me contestó: ‘Ah, ¿que así no está bien? Pues venga, vamos a hacerlo como dices’. Eso demuestra que cuando un artista es de verdad grande, está abierto, es lo que antes decía de no dar nada por seguro hasta que lo escuchas. Eso fue en el tema Memorias de la carretera y me encanta la toma de voz que hizo Miguel, llegamos a un sitio que me parece acojonante».

A propósito de Miguel Ríos, Nortes reconoce que siente cariño, admiración y respeto inmensos por el músico granadino. «Es un portento, un músico generoso y ocurrente, y además es un pozo de sabiduría. Es uno de los que abrieron el camino para que los demás pudiéramos dedicarnos a esto». Para el productor, ser director musical del veterano rockero ha sido uno de los grandes regalos que ha recibido de su profesión: «Estar en sus giras fue el éxtasis, poder montar a mi gusto una banda de ensueño, donde todos eran músicos muy dispares pero increíbles, juntarnos todos para alcanzar un lugar común… Es algo mágico».

12062013-NORTES  07La charla va llegando a su fin y pronto será hora de abandonar La Cabaña, la fábrica de ilusión de la que han salido unos 40 discos hasta el momento, a razón de tres o cuatro al año, además de múltiples colaboraciones para otros discos e incluso grabaciones de videoclips (el más reciente registrado allí es el Rock de Europa, de Moris, interpretado por Loquillo, Leiva y Ariel Rot para su gira conjunta).

En ella quedará el sofá de tres plazas en el que Quique González, Carlos Raya y Edu Ortega se acomodaron una tarde para grabar Palomas en la Quinta. O el cuarto de baño donde, Hace tiempo, vibró la guitarra acústica de Coque Malla y de tantos otros. O el rincón que Enrique Bunbury eligió para grabar, cantando de espaldas a todos, una toma magistral de Adiós carnaval, «en mi opinión la versión más increíble de Dúos, tríos y otras perversiones de Ariel», afirma Jose Nortes.

Es el mundo en el que seguirá viviendo el productor, un mundo feliz porque, para él, en eso consiste todo. «Al final se trata de disfrutar con lo que estás haciendo, seas músico, escultor o piloto de carreras, y hay que luchar a muerte por conseguirlo». En su caso, los motivos para adorar su trabajo residen en cosas tan sencillas y a la vez tan complicadas como que Ariel Rot lo llame para cantarle por teléfono un adelanto de Mil palabras sucias o que Txetxu Altube llegue un día al estudio emocionado porque quiere mostrarle un tema nuevo que está escribiendo y que se llama Compás de espera.

Nortes proyecta ese enorme caudal de energía positiva. No para quieto un momento, salpica su conversación de risas y busca continuos espacios para la complicidad. Es generoso y no duda en saciar la curiosidad del visitante, ya sea acerca de la calidad de unos altavoces o del año de fabricación de una determinada guitarra. Se comporta como un perfecto anfitrión encantado de mostrar su lugar en el mundo.

El lugar en el que una bañera oxidada se convierte en un instrumento de percusión o una conga en la mesa perfecta para sostener la grabadora y el cuaderno de notas que registrarán una entrevista como la que ya concluye. Ese lugar está en este mundo pero pertenece a otro. Es el mundo de Jose Nortes, donde cualquier cosa es posible porque en él habita la música. Es decir, la magia.

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3 comentarios sobre “Jose Nortes: «Cuanto más claro lo tienes, peor productor eres»

  1. Se nota que es un tío formado y apasionado por su trabajo. Ahora que lo mencionas, tendría que contar cuantos discos de mi estantería salieron de su creatividad…

  2. Yo doy gracias por haber acompañado a Miguel Rios en su ultimo tramo de vida profesional, dando magia y color a la despedida..
    Gracias Jose, fenómeno!!!!

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